Creando una cultura de aprendizajes a lo largo de la vida.
“Aprender a lo largo de la vida” es tan fácil decirlo, pero difícil es asumirlo como una práctica de vida. El solo hecho de ponernos a pensar y repensar sobre nuestra propia experiencia de vida, pudiera darnos la posibilidad de crecer como personas y profesionales de la educación.
El pasado en nuestras vidas es tan valioso como nuestro presente, no porque aquél haya sido mejor, precisamente porque la experiencia vivida sea cual fuere su condición, favorable o desfavorable, nos haya dejado satisfacción o insatisfacción, su valía consiste en encontrar en cada experiencia, los aprendizajes que nos sirvan para la vida a partir de la reflexión constante: ¿Qué hice, qué me motivó a hacer lo que he hecho?, ¿Cómo lo hice? ¿Qué hubiese ocurrido en mi vida si lo hubiese hecho diferente?, ¿Qué puedo retomar para el presente que me estoy construyendo? ¿Qué de estos aprendizajes debo aplicar para realizar cambios para mi futuro? ¿Con qué voy a contribuir a las nuevas generaciones?
En nuestra profesión, concebimos la Escuela y en particular al docente como un agente de cambio. Así lo hemos inferido en nuestra formación, algunos habremos experimentado en el ejercicio de nuestra labor de una u otra manera este rol, sin embargo, ni desde el marco teórico, ni desde la práctica de la profesión se ha logrado modelar este rol, al contrario, con el avance del tiempo hemos experimentado deterioro del reconocimiento social a la labor del docente, ¿A que se debe? La respuesta puede encontrarse en los procesos de investigación o en los procesos de sistematización? Partiendo de que la sistematización solo puede darse a partir de la propia realidad y por los propios protagonistas de una experiencia significativa que ya han vivido o que está en proceso. es que podemos responder que encontraremos respuesta por cualquiera de los dos procesos, pero más significativo será que las y los docentes sistematicemos nuestra propia experiencia pedagógica y podamos reeditarnos, resignificarnos y revalorizarnos socialmente.
La sistematización de experiencias educativas, si bien, tenemos alguna información, no hay práctica en nuestro medio, más estamos vinculados a la evaluación y a la investigación, aun la práctica de la Investigación-Acción Participativa es incipiente, y entre éstas y la sistematización hay algunos hilos que les vincula, pero son diferentes la una de la otra. La sistematización implica una proceso de reflexión, de constante revisión de la práctica para construir a partir de ella, nuevos conocimientos y teorías que provocarán cambios al ser replicados como experiencias exitosas, las que a su vez, podrán contribuir a cambiar la realidad educativa e incluso contribuir a la mejora continua de nuestro sistema educativo, y por ende, ofrecer a la niñez y juventud, una educación en equidad y calidad construyendo con responsabilidad colectiva, "un futuro mejor".
Jacinta Sáenz Montenegro.
Responsable Nacional de Educación
Intervida
“Aprender a lo largo de la vida” es tan fácil decirlo, pero difícil es asumirlo como una práctica de vida. El solo hecho de ponernos a pensar y repensar sobre nuestra propia experiencia de vida, pudiera darnos la posibilidad de crecer como personas y profesionales de la educación.
El pasado en nuestras vidas es tan valioso como nuestro presente, no porque aquél haya sido mejor, precisamente porque la experiencia vivida sea cual fuere su condición, favorable o desfavorable, nos haya dejado satisfacción o insatisfacción, su valía consiste en encontrar en cada experiencia, los aprendizajes que nos sirvan para la vida a partir de la reflexión constante: ¿Qué hice, qué me motivó a hacer lo que he hecho?, ¿Cómo lo hice? ¿Qué hubiese ocurrido en mi vida si lo hubiese hecho diferente?, ¿Qué puedo retomar para el presente que me estoy construyendo? ¿Qué de estos aprendizajes debo aplicar para realizar cambios para mi futuro? ¿Con qué voy a contribuir a las nuevas generaciones?
En nuestra profesión, concebimos la Escuela y en particular al docente como un agente de cambio. Así lo hemos inferido en nuestra formación, algunos habremos experimentado en el ejercicio de nuestra labor de una u otra manera este rol, sin embargo, ni desde el marco teórico, ni desde la práctica de la profesión se ha logrado modelar este rol, al contrario, con el avance del tiempo hemos experimentado deterioro del reconocimiento social a la labor del docente, ¿A que se debe? La respuesta puede encontrarse en los procesos de investigación o en los procesos de sistematización? Partiendo de que la sistematización solo puede darse a partir de la propia realidad y por los propios protagonistas de una experiencia significativa que ya han vivido o que está en proceso. es que podemos responder que encontraremos respuesta por cualquiera de los dos procesos, pero más significativo será que las y los docentes sistematicemos nuestra propia experiencia pedagógica y podamos reeditarnos, resignificarnos y revalorizarnos socialmente.
La sistematización de experiencias educativas, si bien, tenemos alguna información, no hay práctica en nuestro medio, más estamos vinculados a la evaluación y a la investigación, aun la práctica de la Investigación-Acción Participativa es incipiente, y entre éstas y la sistematización hay algunos hilos que les vincula, pero son diferentes la una de la otra. La sistematización implica una proceso de reflexión, de constante revisión de la práctica para construir a partir de ella, nuevos conocimientos y teorías que provocarán cambios al ser replicados como experiencias exitosas, las que a su vez, podrán contribuir a cambiar la realidad educativa e incluso contribuir a la mejora continua de nuestro sistema educativo, y por ende, ofrecer a la niñez y juventud, una educación en equidad y calidad construyendo con responsabilidad colectiva, "un futuro mejor".
Jacinta Sáenz Montenegro.
Responsable Nacional de Educación
Intervida